1.6.2013
Como si lo hubiera programado a conciencia, la entrada 100 de este blog va dedicada a una de las ciudades más singulares del mundo, Venecia, que junto a su laguna posee la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Tan romántica como decadente, Venecia suele convertirse en una debilidad para cualquier turista. Resulta complicado no caer en los tópicos al hablar de esta ciudad, pero hay que reconocer que la mayoría de ellos se ajusta fielmente a la realidad. Podría hablar de la magia de sus canales y sus góndolas, del encanto de sus callejuelas, de la belleza de sus palacios… pero no lo haré. Venecia es una sorpresa tras cada esquina y más que describirla no hay nada como vivirla, dejarse llevar sin rumbo definido, descubriendo rincones no recomendados en ninguna guía,… Porque Venecia es mucho más que sus canales, sus góndolas y la Piazza San Marco, es una ciudad que está por encima de sus símbolos y monumentos.
Nada más salir de la estación de ferrocarriles la fascinación por Venecia es inmediata al recorrer los barrios de San Polo y Santa Croce, paso imprescindible camino del Rialto. Todo lo que uno ha imaginado de la ciudad durante años se vuelve realidad.
De vuelta al Gran Canal tras callejear por San Polo y Santa Croce y con la cercanía del Rialto, la cantidad de estímulos que uno encuentra ante sí le ponen al borde del Síndrome de Stendhal.
El Ponte di Rialto es sin duda el más famoso de toda la ciudad y uno de los cuatro que permiten cruzar el Gran Canal. Obra de Antonio da Ponte y construido entre 1588 y 1591, es uno de los corazones de la vida veneciana.
Tras cruzar el Rialto se empieza a palpar la proximidad de la Piazza San Marco, que habitualmente es el primer destino al que se dirigen los turistas para, a partir de ella, empezar un recorrido más minucioso. En el barrio de San Marco se aglomeran la mayoría de souvenirs y restaurantes de la ciudad.
La Piazza San Marco, apodada como el salón más bello de Europa, impresiona incuestionablemente a cualquier turista con un mínimo de sensibilidad, ya que concentra varios de los edificios más significativos de la ciudad: la Basilica di San Marco, el Palazzo Ducale y el Campanile.
La Basilica di San Marco, obra maestra del románico-bizantino, fue concebida para albergar el cuerpo de San Marcos y como capilla del Palazzo Ducale. El Campanile, por su parte, es un curioso campanario exento de capilla que se eleva hasta los 98,6 metros de altura. La plaza, al tratarse del punto más bajo de toda la ciudad, tiene la particularidad de ser el primer lugar que se inunda cuando sube la marea del Adriático o cuando frecuentan las lluvias.
El Palazzo Ducale, de estilo gótico, tiene la peculiaridad de que su color cambia según la luz del día, aunque en general destaca por un tono rosáceo.
Tras la Piazza San Marco, nos dirigimos hacia el barrio de Castello, recorriendo en primer lugar la Riva degli Schiavoni, desde la que se gozan de unas maravillosas vistas del Canale di San Marco y San Giorgio Maggiore.
Aún relacionado con el Palazzo Ducale, el Ponte dei Sospiri o Puente de los suspiros compite por la condición de puente más famoso de la ciudad. No llega al nivel de belleza y popularidad del Rialto, pero la historia que lo envuelve es mucho más atractiva. Como unión entre el Palazzo Ducale y el Piombi, antigua prisión de la Inquisición, cuenta la la leyenda que su nombre se debe a los suspiros que emitían los condenados al ver, quizás por última vez, la ciudad.
Tras la visita del barrio de Castello, volvimos a Piazza San Marco para saldar una vieja cuenta pendiente, ya que en mi anterior visita a la ciudad, en 2008, pude visitar la basílica, pero no el Campanile. Es de perogrullo que desde lo más alto del mismo se puede disfrutar de las mejores vistas de la ciudad y de la laguna.
Nuestro siguiente objetivo era el barrio de Dorsoduro, pero camino a él visitamos otros dos edificios de interés. El primero de ellos, el Palazzo Contarini del Bovolo, el palacio más pequeño de la ciudad y que destaca por una peculiar escalera de caracol, la Scala Contarini del Bovolo.
El segundo, La Fenice, uno de los teatros de ópera más famosos del mundo.
Desde el Ponte dell’Accademia, a las puertas del Dorsoduro, se puede contemplar otra de las mejores vistas de la ciudad: la desembocadura del Gran Canal con la inconfundible silueta de la iglesia de Santa Maria della Salute.
En el Dorsoduro dimos un agradable paseo bañados por una fina lluvia, callejeando rumbo a la Punta della Dogana, al oeste del barrio.
No tuvimos tiempo para más. El justo para volver de nuevo hacia la estación, intentando no perdernos por el laberíntico entramado de calles y canales, y visitar el Ponte della Costituzione, el más moderno de los cuatro que cruzan el Gran Canal (Ponte della Costituzione, Rialto, Ponte degli Scalzi y Ponte dell’Accademia) y polémica obra de Santiago Calatrava, envuelta en sobrecostes, retrasos y errores de diseño. No sé a qué me suena…
Me has transportado a Venecia 🙂 Un saludo des de Barcelona!!
Muchas gracias! La verdad es que para quien ha estado en Venecia y le ha gustado, con sólo ver unas cuantas fotos ya se teletransporta 😀 Un saludo desde Palma